martes, 1 de septiembre de 2020

¿Pueden ser peligrosos los ataques de algunos insectos y hongos en las estructuras de madera?

 

Como la madera es un ser vivo, es susceptible de ser atacada por otros seres que aprovechan su estructura y componentes. Los agentes vivos más dañinos son:

 

 



La carcoma son coleópteros de la familia de los anóbidos, líctidos y otras familias. Consumen celulosa en su época larvaria mientras a la vez que realiza túneles. Cuando alcanzan su madurez biológica y sexual, buscan pareja, se aparean y ponen huevos en cavidades próximas a la superficie ventilada para emigrar con posterioridad. Este comportamiento nos da cierta tranquilidad, ya que comen poco a poco, y en una determinada fase de su vida.

 

El grado de ataque, cantidad y tamaño de éstas determinará el daño estructural, pero normalmente es posible una reparación del elemento dañado. Comprobamos con un punzón y alguna probeta, separando 30mm alrededor de la zona dañada oara evaluar el nivel de afectación. Su solución suele ser un refuerzo y/o algún tratamiento de imprimación para minimizar posibles ataques.

 

 


Por el contrario las termitas, isópteros de la familia de los rhinotermítidos si pueden ser muy destructoras si son un grupo numeroso y atacan a elementos estructurales principales. Existen varias variedades en España pero la más frecuente, la “reticulitermes lucifugus” tiene el aspecto de una hormiga gorda blanca y de tamaño entre 3-4mm. Sitúan su termitero en el subsuelo, en zonas oscuras y húmedas, y evitan pasear en contacto con luz. Cuando come, crea con su propia saliva los túneles y galerías para protegerse que tienen aspecto como de chorritones de barro en la parte que podemos ver. Las galerías le conducen y protegen desde su termitero hasta los comederos. El peligro es que arrasan con todo, pueden perforar incluso unos cuantos cm hormigón, o comerse rápidamente el duramen o la parte más interna de una viga dejando sólo el envoltorio. A diferencia de la carcoma que come de manera más superficial, la térmita es rápida y se va al núcleo de los elementos. Como las termitas son un grupo social, el daño es más desvastador. Las piezas estructurales dañadas, probablemente deban sustituirse o reforzarse, pero el principal problema es eliminar la termita. Se recomienda que las personas abandonen casa para poder evaluar y minimizar peligros. Después ventilar e iluminar lo que se pueda, y bien intentar buscar termitero para destruirlo aunque no es nada fácil. En caso que no se encuentre termitero, probar con insecticidas (aunque tampoco suele llegar a todas las termitas, las cuales se van desplazando a casa vecina o lugares donde hay más comida), o  localización acústica de galerías y comederos, poniendo falsos comederos envenenados, aunque este proceso es muy lento.

 


En otro nivel encontramos las diversas familias de hongos que se alimentan de la madera previa destrucción y transformación de la estructura interna. Suelen implantarse por esporas aéreas que se desarrollan en maderas expuestas a humedades entre 35-50% y temperaturas entre 15-30% además de falta de ventilación. Las zonas más perjudicadas son las zonas de apoyos vigas en muros, o bajo cubiertas, zonas que no pueden ventilarse. Una madera atacada por hongos, modifica su estructura interna, perdiendo volumen y consecuentemente resistencia mecánica. Las pudriciones más comunes son:

La pudrición blanca, que se come la lignina dejando masas blancas de celulosa. La pudrición parda o marrón, que al contrario que la blanca se come la celulosa, dejando zonas amarronadas que se fisura del exceso de la lignina que adquiere formas cúbicas, laminares, o prismáticas. La pudrición seca es una variante de la pudrición marrón, aunque en este caso, el hongo productor llamado “merulius” fija su propio microclima más húmedo. Esta pudrición que afecta sobre todo a coníferas y a veces tienen una coloración azul, y es de las tres la más destructiva.

 

El tratamiento de la madera afectada por hongos, suele ser evitar la humedad, tratamiento de fungicidas en madera no afectada, y evaluación del daño existente para realizar un refuerzo o sustitución.

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